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Uno de Unir y de Contar
Tal vez ya no recuerdes lo mucho que se ama, con un puñado de años y guardapolvo blanco, con las patitas flacas y el orden prefijado, con la conciencia virgen y dios garantizado. Acaso se te ahogaron los sueños de silencio y miraste el mañana envejecido y gris…
Acaso tú no sepas como rompen el pecho, desde dentro, ancestrales bosques con gemidos de cerros en amores de costas con sabores de perpetuo color.
Fuimos un par de niños asustados. Con ojos colmados de espacios florecidos corrimos los parques tomados de la mano, hasta las barricadas donde, a contraviento, escapamos de la contaminada turba de la ley…
Asombrados del zigzag de la vida, descubrimos que el amor huele a piel, aún empirulado con gases lacrimógenos y los encuentros clandestinos, fueron sueño excitante de compromiso y rebeldía.
Fuimos la mitad cada uno del tiempo de la mini, el picnic, la fiesta a la canasta, el asalto en casa de una amiga de otra amiga, el winco, la gillette, la glostora. Respirábamos tizas, borradores, campanadas, pupitres, pizarrones que decían que la matemática mentía.
Piero amaba su querido viejo y le gustaba la franela. Miriam cantaba el pata pata, Aznabour cortaba un mechón de tus cabellos y dios, pisaba tu luna antes que yo… La docta doctorada en Cordobazo y uno más uno es la suma del amor.
Uno más uno, otro, que era uno en el aula del parque donde el humo sabía a choripán y picardía.
En el gimnasio, por más vueltas que de, el tiempo se va igual; el mundo gira, terrible, necesario, único, precario.
De puro asombro, quien estiró los lienzos pasó a ser subversivo, quien levantó al volteado, terrorista y el que quedó en casa sin tomar partido se cayó del camino, se llenó de propiedades, se puso panzón, le creció la cara hasta la nuca y le llegó la mina de película en descapotable rojo, con la nueva familia y nunca más arrimó a comer jamón casero en las mañanas.
Fuimos un par de niños asustados del mundo, hirviendo en pasión, rendidos al desenfreno, al rubor
Nos regalamos: crecimiento cómplice, osada travesía por el encanto, intimidad irracional y temeraria, espera en el azul desesperado, soledad de dos (que no es tan sola), el descubrir que viene de allá el viento, que todo pasa pronto, que nada duele tanto…
Emprendimos el universo montados en escoba ajena y fuimos dos del aire como hojas de la primavera que amarillan en la trocha de la estación de otoño de los trenes sin vía.
Estuvimos un día, ¡aquel día!, para asumir los kilos de metros del kilómetro y de pronto fue ocaso y asustó la sombra de la noche sola que gritaba a la aurora:
“hay un camino con hambrientos y lobos
que ambulan juntos rutinas en el bosque”
El mundo sigue único como el ocaso. Asusta la sombra de la noche y soledad dice que los solos encuentran caminos solitarios donde guardan lágrimas, temblores grises como calabozos de comisarías, entre cafés abrumados de senderos hacia el círculo violento del mercado de sangre de Beatles y Vietnam.
Ya entonces El Che era rojo y negro y el yanqui resistido colonizador. “Liberación o Dependencia” lucía el diario del pueblo sobre su fondo de ladrillos, naranjos diagonales y calles de adoquines…
En un clásico intercursos decidió ser médico Roberto De Los Santos y Fidel ya era Dios armado por el pueblo y las comunidades convocaban al amor libre y la paz
Los milicos, en tanto, afinan golpes de fuercita que afianzan la oscura soledad de los que amaron hasta entregarlo todo.
Los tanques de Onganía ¡se cansaron! de hacer chorizos con subversivos que nada subvirtieron y fueron transfiriendo la silla del Rivadavia ilustre y después que Lannusse me dejó sin amigos llegó Videla, a nombrar derechos y humanos. ¡Cambalache! ¡Hacer campeón del mundo ciego y puto al pueblo nuestro que otra vez renuncia a mis amigos! ¡a sus huesos quebrados en patrióticos interrogatorios! ¡y sembrados! en purgatorios fríos, densos, oscuros como mares…
Entonces Inés y Oscar Ragni esgrimen pañuelos blancos y sobran cabezas para ellos y con las cápsulas servidas Los Montos, Patiño, el Erp, Santucho, El Fran, ¡los luchadores!
Y enfrente, en la vereda de las hostias venenosas, ¡malditos consignatarios del perdón venden confesiones al servicio! entregan compañeros a verdugos, cotizan indulgencias en la bolsa y algunos, aún corremos túneles y laberintos en busca del deseado amanecer mirando al este en Punta Lara, mientras cuelgo tu bikini de florcitas celestes en las ramas y me duermo en eterna soledad, que me hace gris, sin pueblo en la mirada y con toda la ausencia en los bolsillos…
Con sangre, en el camino, tu guardapolvo blanco y el vergel de mis ojos hecho río de lágrimas y ¡furia…!
Fuimos uno…
A veces hacer algo es nada por nosotros.
Uno más uno es otro y siempre uno…
Uno de unir y de contar.
La sangre está regada en los caminos,
hay asesinos libres todavía y la verdad,
que presiento,
perdura en tribunales de injusticia
como una historia más,
desconocida.

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Biobibliografía

Rubén Boronat (Neuquén/ Argentina, 1950). En tránsito por Chile desde el 94, emprende “Con Alas de Papel” íntima complicidad con la palabra, emoción, compromiso social. Es convocado a espectáculos masivos donde la defensa de derechos humanos, la verdad, la justicia, la igualdad se transforman en bandera de lucha. Siguen “Segundo Vuelo”, “Astillas del mismo palo” (con Natalia Boronat), “Memorias de Guerra”, “PolitiKK”, “Polígono de Tiro”, “Te recuerdo Víctor”, “Atrévete” (con Dilcia Mendoza), “Perfumes de Alcoba”, “Sinfonía de Amor”, “Cacha la Cuestión”. Dice con estilo juglar contemporáneo. Autor del proyecto “Desde el país de los poetas” patrocinado por el Gobierno de Chile a través del Ministerio de Educación, entregó hasta diciembre del 2004, 5.000.000 y declamó 200.000 poemas en la locomoción colectiva de Santiago. Invitado a fiestas nacionales, internacionales de teatro y poesía, Fiestas de la Cultura Popular, Carnavales Culturales, Festival de la Memoria, Cabildos Culturales, etc..., propicia todas las instancias para intentar comunicarse con destinatarios de sus mensajes razón que le permitió el privilegio de conocer por dentro los calabozos de las comisarías de Santiago del Nuevo Extremo, Chile.

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