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Paz para los amigos que trenzan letras preñadas de ternura y las comparten con sabiduría
Paz para ti mujer que entre mis brazos derramas calor como crepúsculos de gracia
Paz para el territorio donde masco el vino consagrado de manos y de labios
Paz para signos, vocales, consonantes que me encuentran y suben en la sangre como virus verdes de silencio para atacar la ingenuidad de la inocencia serpenteando sobre el púlpito del encantamiento.
Paz para el viejo que inunda el territorio de la jornada con compromiso y alabanza, mientras en el corral reclaman las aves alimento y danzan las bestias cortejos y loas a la naturaleza
Paz para la ciudad de neón y marquesinas de asombro brotado de mentiras
Paz para el río Limay contaminado de espurios intereses de estiércol y ceniza…
Paz para la memoria del hermano mañoso de olvidos implantados por tantos desencuentros
Paz para el uniforme del obrero que batalla cuando atardece el pan en la alacena
Paz para la voz que entinta sellos en el alma del hombre que camina con la cabeza gacha
Paz para los muertos en guerras sin razón ni sentido como todas las guerras.
Paz para el arado que se quedó sin tierra en la faena. Para la raza que con razón y sin orejas, guerrea al invasor que sojuzgó sus bríos y en minoría alza la voz de los ancestros
Paz para el hijo inquieto que investiga la esclavitud desmochando cebollas para los señores
Paz para la izquierda, que descubrió en el centro a la derecha y se siente parte del bochorno de ser siempre lo mismo, pero más.
Paz para el cobre que se entrega, el trabajador que lo extrae y el empresario que a todos los explota, y para el petróleo que no es el combustible que moviliza la creación.
Paz para los que creen que la felicidad no es un derecho sino una obligación, porque el que es feliz no le caga la vida a los vecinos.
Paz para el secreto americanista, que fue conmigo a misa, desnudo, en “La Escuelita”
Paz para el escritor que masturba al olvido con las tripas rajadas por el hambre y pisa barro para hacer ladrillos con toda la santidad de la miseria
Paz para mi mujer que espera un hijo y para los hijos que aguardan un hermano y para los hermanos que me hicieron abuelo y para los abuelos que me llaman hijo
Paz para que te arrime un mate amargo a la cama, con cariño, para alentarte la jornada
Paz para que el olvido no pronuncie tu nombre y para que tu nombre me siga estremeciendo
Paz para la vereda que dirige mis pasos detrás de los recuerdos y para los recuerdos que distorsiono en la ternura; paz para el corazón picaflor de mis musas, paz para el pueblo donde matan al guerrillero, para el monte de los tantos calvarios, para el olivo donde crucifican al revolucionario, para el muro donde ejecutan al inocente con municiones de ironía
Paz para aquel que desea besar tus pezones, morder tus nalgas, saborear tu sexo (Yo también lo deseo)
Paz para el pequeño saltamontes que rueda la siesta en bicicleta y amonona tumbas abandonadas en el cementerio por monedas que higienizan conciencias de deudos y lo agregan al mercado
Paz para el corazón que dibujé en la almohada, para la rosa y la oveja guardada en esa caja y para la gaviota que se fugó del libro…
Paz para los amores sudacas sembrados a la orilla del camino, resueltos en la ruta, consumados bajo el puente.
Paz para el operario de la vida, para el conductor del transporte de pasajeros, paz para el locutor, el periodista, paz para el artesano y el artista. Paz para los hijos que nacerán y que nacieron, para el gremialista, el gremio, el agremiado, paz para el que suda sin alcanzar salario digno y el que lo alcanza sin sudar. Paz para el amor que aún no me alcanza, para el que ya me alcanzó y se queda siempre… Paz para todos, para la tierra unida americana, para la tierra toda, paz. Qué nunca más la sangre se derrame. Paz para la unión y la confluencia, para la navidad del nuevo tiempo, paz para el agua y para el aire. Paz para el latido que me roza la frente, que me labra canales en la piel y me enlengua húmedos paisajes…
Paz para ti, para vos, para usted, ¡Paz! Paz en el Líbano, ¡qué nunca más la sangre de los niños se derrame a nombre de la paz! la paz que te deseo sin pactos, metrallas ni cruzadas...
PAZ para todos Che,
Paz para amar desenfrenadamente, PAZ.

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Biobibliografía

Rubén Boronat (Neuquén/ Argentina, 1950). En tránsito por Chile desde el 94, emprende “Con Alas de Papel” íntima complicidad con la palabra, emoción, compromiso social. Es convocado a espectáculos masivos donde la defensa de derechos humanos, la verdad, la justicia, la igualdad se transforman en bandera de lucha. Siguen “Segundo Vuelo”, “Astillas del mismo palo” (con Natalia Boronat), “Memorias de Guerra”, “PolitiKK”, “Polígono de Tiro”, “Te recuerdo Víctor”, “Atrévete” (con Dilcia Mendoza), “Perfumes de Alcoba”, “Sinfonía de Amor”, “Cacha la Cuestión”. Dice con estilo juglar contemporáneo. Autor del proyecto “Desde el país de los poetas” patrocinado por el Gobierno de Chile a través del Ministerio de Educación, entregó hasta diciembre del 2004, 5.000.000 y declamó 200.000 poemas en la locomoción colectiva de Santiago. Invitado a fiestas nacionales, internacionales de teatro y poesía, Fiestas de la Cultura Popular, Carnavales Culturales, Festival de la Memoria, Cabildos Culturales, etc..., propicia todas las instancias para intentar comunicarse con destinatarios de sus mensajes razón que le permitió el privilegio de conocer por dentro los calabozos de las comisarías de Santiago del Nuevo Extremo, Chile.

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